jueves, 8 de mayo de 2014

Holguín un paisaje para la danza / JRP.


Cada año, con la llegada de las Romerías el parque principal de esta la Ciudad de los Parques se convierte en gigantesco escenario en el que bailarinas y bailarines de diversas partes de Cuba y de otras geografías más allá de nuestras fronteras se reúnen aquí para expresar a través de movimientos corporales con la holguinera Codanza como compañía anfitriona de la cita.
Esta vez vinieron a celebrar el 20 cumpleaños de esta Fiesta del Arte Joven colectivos que llegaron para compartir con un público amante de la danza por naturaleza y también porque Codanza en sus más de dos décadas ha sabido educar el gusto del holguinero para con la danza, mérito que han reconocido no pocas figuras del mundo danzario a si paso por aquí.
A partir del domingo casi una decena de compañías se adueñaron del paisaje que hace diez años les pertenece por derecho propio, el Parque Calixto García. Para protagonizar esta décima edición llegaron hasta aquí Danza Integradora Alma de Argentina y Andanza de México, la primera llega por segunda vez a Cuba y en especial a Holguín, trayendo consigo el más hermoso regalo espiritual que pueda ofrecérsele a alguien; y la segunda, dos jóvenes que llegaron con las manos cargadas de energías para compartirlas con nosotros.
De Matanza llegó Danza Espiral, con la maestra Lilian Padrón, a mi juicio y a pesar de su juventud una leyenda viva de la danza, pues es una de las pocas maestras consagradas que baila junto a su colectivo, como la más joven que acaba de graduarse, algo que le queda muy original a “Lilita”, que siempre se lleva cálidas ovaciones del público que disfruta de sus montajes. De Santiago de Cuba nos visita Ad Livintum, proyecto del bailarín Yanoski Suárez.
Yanoski, un bailarín de extraordinarias condiciones quien ya se hace asiduo en los eventos culturales de la ciudad. Ahora vino con una coreografía, más bien a mi modo de ver, un performance en el que impacta por lo original de la propuesta, de una vis cómica, en la que además demuestra una imaginación muy fértil. Un cubo con agua, un jabón y tres platos de comida, le sirven de utilería funcional para su singular propuesta.
De Holguín participan la compañía de Lina Sanz, el Ballet de Cámara, el proyecto Senda, de la Universidad de Ciencias Médicas Mariana Grajales, con el bailarín Alcides Montero, bajo la dirección artística de Hendricks Diéguez, además de las unidades docentes de Codanza y de Lina Sanz.
Codanza con su directora Maricel Godoy al frente, son las anfitrionas de esta cita que año tras año ha ido creciendo y que a mi modo de ver, es uno de los eventos que más tienen relación con el concepto de las Romerías, la grandilocuencia del espectáculo callejero y la integración con el espectador. Esta vez, la renovada compañía presentó fragmentos de reconocidas obras como Son a la carta, Ritmos de ida y vuelta y Jazz, todas de la propia Maricel.
Por si fuera poco, la más nueva generación de bailarines holguineros que crece en Codanza y en la de Lina Sanz, ofrecieron clara muestras de que el futuro de la danza en Holguín está seguro con un nutrido grupo de niños y adolescentes cuya formación forma parte del compromiso de las compañías de garantizar su continuidad.
No por casualidad dejé para el final estas líneas que recogerán la emoción que por segunda ocasión me provoca Danza Integradora Alma. Ver a esa bailarina que es Gabriela Fernanda Torres, volar con las alas que le nacen de sus pies, esas alas que le puso la vida, porque para mí Gabriela no es una discapacitada.
Al contrario, es un ser del que todos debemos de aprender a cómo hacer de cualquier revés una gran oportunidad. Gabriela tiene algo que muchos artistas no pueden hacer, entrar en el corazón de quien la ve volar por el escenario, como mismo vuela su compañero Pablo Rafael Pereyra y la madre de la compañía, Susana González Gonz, con quien solo conversar nos llena de luz el alma.
En no pocas ocasiones se confunden los caminos de lo que nos toca el alma por lástima y de aquello que nos la abre en dos cuando la belleza penetra como una lanza en medio del pecho. Eso es lo que me sucede con la argentina Danza Integradora Alma, es la segunda vez que disfruto como máxima expresión del goce, de sus coreografías, y es que esa silla de ruedas no es más que las bellas alas conque vuelan por este paisaje para la danza.

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